El pastel de bodas es uno de los detalles más importantes de la ceremonia, debe ser delicioso, de muchos pisos, blanco en la mayoría de los casos y tiene que contener en algún lugar figurillas alusivas a los novios, a esos nuevos amantes que acaban de dar el gran si.
Pero ¿por qué celebramos con uno el matrimonio? No se canta el Happy Birthday o se soplan velas, la respuesta la encontramos hace unos 1900 años cuando los romanos mezclaban harina y sal para crear pequeños pasteles, el novio debía comer parte del pastel y la que sobraba la partía sobre la novia como símbolo de prosperidad y fertilidad, para ellos y sus hijos. Era realmente importante esta traición, pues los invitados procuraban coger algunas migas para obtener algo de la fortuna de los novios.
Con el pasar del tiempo y el incremento en el tamaño del pastel esta tradición se fue dejando de lado, pero aún la torta es un tema importante a decidir en la boda, partir el pastel es la primera labor que hace la nueva pareja como esposos, simboliza la unión y compromiso mutuo. Es una de las más viejas tradiciones de la cultura occidental para los matrimonios.
Por esto y más no se debe dejar esta decisión a la ligera ni al último minuto. Conservemos las tradiciones y que viva el amor.
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